martes, 29 de marzo de 2016

Bellezas escondidas

En el más delicado o llamativo lunar de una mujer se puede encontrar esa atracción de la feminidad, esa que no se quita como la ropa, esa que no desfila de los mejores zapatos de moda, sino de aquellos detalles físicos y emocionales con lo que se nace, que se aprenden: la sencillez es la esencia de la belleza.

Brooke Shields, la artista norteamericana se volvió famosa 
por su belleza natural en la película “La laguna azul”. 

Desde el tiempo de la existencia humana y  en la época de Jesucristo las mujeres eran vistas ante el mundo que las rodeaba tan frescas como cuando recién se levantaban de la cama. Se lavaban su cara, peinaban sus cabellos, y lucían su mejor arma: la naturalidad. En el antiguo Egipto los toques de belleza eran con aceites puras, aguas de rosa, baños de leche, y frutas que generaban una esplendorosa fusión haciendo lucir hermosas a las mujeres de esos años.

Olivia Hussey, fue una  actriz que se dio a conocer en la gran pantalla en  películas 
como Jesús de Nazaret, Romeo y Julieta, entre otras; con poco maquillaje  
dejando ver su hermoso rostro.

El contexto social en que nos encontramos vemos mucha materialidad: ropas de diseñadores prestigiosos, cosméticos, calzado caro, accesorios de oro y de plata, etc.  Estos objetos decoran hoy en día los cuerpos de muchas mujeres, las cuales piensan que sin sus adornos no pueden verse bien. Pero supongo que ya te has dado cuenta de ello.
No  pienses que solo utilizando marcas caras por arte de magia tendrás los ojos de todos encima de ti, si en verdad quieres eso, se autentica.

Puedes utilizar ropas de segunda mano y verte igual de bien o mejor que usando una que valga el triple. Puedes ponerte productos caseros como mascarillas y lucir igual de resplandeciente como los que van a un spa exclusivo. Y así los ejemplos son muchos, todo está en que sepas que una prenda no te hará ver mejor que otras por ser más costosa, sino por lo que a ti te luce, por lo que a ti te hace sentir cómoda, lo que a ti te hace única (a pesar que los atuendos se repitan).



No seas tu propio títere

No permitas convertirte en el maniquí que visten en las tiendas de telas, y menos ponerte en la posición de muñeca forzada y falsa.
Si eres observadora notarás que hay mujeres las cuales no se hacen casi nada para lucir, bien. Recuerdo que en la televisión los concursos de belleza, con féminas ya seleccionadas para dicho evento, y  con la preparación de meses (algunas), en mi opinión, no igualaban la hermosura física y emocional que transmitían las pueblerinas  participantes en shows similares; incluso me preguntaba porque no eran ellas mejor las que concursaron para ir al Miss Universo. Y ellas te apuesto que tenían menos preparación cosmética, de vestuario y de expresión que las de ciudad, pero sobresalían con mucho menos   artificialidad. 


Ese toque especial que le pones a tu cabello, esos brillos labiales que combinas en la semana, el look relajado que tomas los viernes para ir al trabajo, los seductivos que te pones cuando vas a las fiestas o el tierno cuando quieres. Existen infinidades de cambios que hacen a la mujer hermosa, pero sino cultivas una pizca de sencillez en ello, aunque este parada en unos Gucci, no tendrás la potencia de una mujer de verdad con un atractivo único que se convina mucho mejor con la humildad que irradia una belleza admirable. 

Fotos extraídas:

Escrito por: Ely Kelobeska